sábado, 5 de mayo de 2018

ESA MIRADA


Esa mirada era tan limpia y tan distinta,
que incitaba a perderse en ella sin tiempo,
en ella se podía leer la pureza del alma,
y sobre ella se podía escribir miles de versos,
en una oda infinita dedicada al amor.


Esa mirada se te clavaba y te llegaba al corazón,
derribando las barreras que provoca el miedo,
quitándote las cadenas e invitándote a volar,
mas allá de cualquier mundo conocido,
llevándote a tocar con la yema de los dedos las estrellas.


Esa mirada sosegada, tierna y serena,
llena de felicidad contagiosa,
que como el aire necesitas cada día para respirar,
bella como bella era y es su dueña,
sentada tomando un café en aquel bar.


Esa mirada de color miel,
que adornaba aquel rostro angelical,
se clava sin poder evitarlo hasta en la piel,
mientras todo se queda en silencio y en paz,
haciéndote sentir el sentido de la vida.


Esa mirada sin dobleces y sin espinas,
que da armonía a un cuerpo perfecto,
cada día me abraza y sus labios me besan,
y luego su boca me dice te amo,
mientras mis lagrimas incontrolables brotan,
y yo doy gracias a dios cada noche por déjame acompañarla.


Esa mirada que me embruja y que me hechiza,
que me da la libertad y me encadena,
escribiendo cada día una nueva historia,
enlazando su vida con la mía sin importarnos el tiempo,
mas allá de cualquier sentido, mas allá de cualquier palabra,
en este universo creado por los dos y para los dos.



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