miércoles, 18 de septiembre de 2024

HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO




 

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Que me espere el campo santo,
Porque prisas yo no tengo,
Prefiero la sombra de un olivo,
O la sobra de un cerezo,
No la de un ciprés alargada y triste.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Yo no tengo prisa de acudir a mi entierro,
Ni de vestir mi cuerpo con madera,
Ni me apetece el descanso eterno,
Prefiero mis contiendas y mis días poco, aláguenos.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Aún me quedan fiestas que darle a este cuerpo,
Miles de litros de cerveza,
Barbacoas con amigos,
Risas, llantos y besos,
Y más de una borrachera sin tener en cuenta el tiempo.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Que no se engañe nadie,
No pretendo ser eterno,
Pero que mis días se hagan largos,
Que se demore el momento,
Para compartir mi vida con familia y amigos,
y morir siendo muy viejo.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Que me espere el campo santo,
Porque prisas yo no tengo,
Prefiero la sombra de un olivo,
O la sobra de un cerezo,
No la de un ciprés alargado y triste.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

PAPÁ

 




Papá, hoy quiero hablar contigo,
No solo de hijo a padre, de amigo a amigo,
La vida pasa y el tiempo no perdona,
Las tareas que antes eran fáciles,
Con los años se hacen difíciles y agotadoras,
Y en ese momento hay que delegarlas en los que te quieren.

No pretendo decir que te arrincones,
Que creas que no sirves por dejarnos hacerlas a nosotros,
Solo digo que es hora de que disfrutes de otras cosas,
De un paseo con mamá, de tus hijos y tus nietos,
El tiempo de trabajar de sol a sol paso,
El tiempo de no tener horas en el reloj quedo atrás, es pasado,
Ahora mereces vivir y recoger lo sembrado.

Sé que no siempre hemos estado de acuerdo,
Que ha sido duro el camino,
Sé que a veces te he reprochado y tirado en cara cosas,
Hoy con la perspectiva que da tiempo te perdono,
Y también te pido perdón por mis formas y maneras a veces,
Todos en la vida nos equivocamos.

Papá, sabes que te quiero,
Y que diga lo que te diga,
me siento orgulloso de ser tu hijo,
La vida pasa y el tiempo no para, ni perdona,
Ya con más de 80 años mereces estar tranquilo,
Y dejarnos devolverte el sacrificio que has hecho por nosotros.

Ya es hora papá de disfrutar,
De vivir, de sonreír y sobre todo de no mirar el reloj,
Es hora de hacer todo aquello que quieras,
Junto a los tuyos, los que te queremos,
Y te admiramos por tener ese corazón que no te cabe en el pecho,
Es hora de consentirte, de ponerle límites a lo insensato,
Es hora de que disfrutemos de tu tiempo, juntos,
Como siempre en familia,
como siempre siendo una familia.

martes, 27 de agosto de 2024

OTROS DIAS

 




El gemir del viento,

trae nostalgias de otros días,

la calle está desierta, sigue vacía,

este invierno ha llegado,

con sus mañanas y tardes frías,

el tiempo ha ganado la batalla,

en las plazas solo ahí melancolía.


Las fuentes ya manan con fuerza,

el fuego seca la chacina,

al rededor de la lumbre,

la vida sigue se calienta e ilumina,

mientras unas manos ancianas,

llenas de arrugas y sabiduría,

va tejiendo los minutos,

descontando cada día.


Muchos ya partieron,

se repite en su cabeza,

ya va siendo la hora,

de partir sin tristeza,

de partir con alegría,

pues la tierra lo reclama,

pidiendo a gritos su partida.


Nada queda entre estas cuatro paredes,

salvo fotos de otros días,

cuando la vida llenaba las calles,

donde los niños jugaban,

y la juventud cantaba, y reía,

se fueron marchando todos,

en busca de una nueva vida,

y el pueblo quedo desierto,

en una lenta y triste agonía.


El gemir del viento,

trae nostalgias de otros días,

la calle está desierta, sigue vacía,

este invierno ha llegado,

con sus mañanas y tardes frías,

el tiempo ha ganado la batalla,

en las plazas solo ahí melancolía.




lunes, 26 de agosto de 2024

EN PIE

 



Como el mar golpea las rocas,

Así golpean tus palabras, mi corazón,

y en la arena muero sin remedio,

en una cuneta a la orilla del camino,

entre mí existir y mi morir,

sigo siendo un nómada sin casa.


Me he convertido en un paria sin amo, ni señor,

que recorre las calles de esta ciudad,

sin prisas, sin ganas, ni dirección,

buscando apenas un lugar,

antes de que se esconda el sol,

esperando ver si esta noche por fin resucito.


No pienso achantarme por nadie,

si quieres que de marcha atrás,

Tendrás que pelear conmigo a vida o muerte,

Tendrás que jugarte contra mí tu piel,

sé valiente, atrévete,

que aquí te espero mientras pueda mantenerme en pie.


Ahora reto a mi destino,

a encontrarnos en cualquier esquina,

no soy pastor, ni sigo al rebaño,

no me dejo llevar, pues hace años aprendí a pensar,

y aunque cada vez me siento más huraño,

desde entonces camino en total libertad,

sin dar explicaciones ni a instituciones, curas, ni reyes.


Puedes encontrarme donde nadie me espere,

en el lugar a donde nadie irá,

al otro lado de la gente que camina con prisas,

en un banco del parque o al final,

del túnel donde la luz sea más pura,

denunciando las injusticias, derribando mil barreras,

gritando y escupiendo mi verdad.


No pienso achantarme por nadie,

si quieres que de marcha atrás,

tendrás que pelear conmigo a vida o muerte,

tendrás que jugarte contra mí tu piel,

sé valiente, atrévete,

que aquí te espero mientras pueda mantenerme en pie.


Como el mar golpea las rocas,

Así golpean tus palabras, mi corazón,

y en la arena muero sin remedio,

en una cuneta a la orilla del camino,

entre mí existir y mi morir,

sigo siendo un nómada sin casa.

martes, 20 de agosto de 2024

CRISTINA




La noche se vestía de fiesta,

de resaca se cubría la madrugada,

a las cinco llegaba la noticia,

un halo de tristeza llenaba las calles y las plazas,

y a la siete doblaban las campanas.


Apenas te conocía,

aunque todo el mundo me habla bien de ti,

me cuentan que te desbordaba la alegría,

que eras especial en tu vivir,

y que jamás tuviste enemigos, y si mucha valentía.


En un momento decidiste partir,

y en ese momento extendiste tus alas,

cansada de tanto sufrir,

por esa enfermedad maldita y nefasta,

que a muchos les toca vivir,

a batalla perdida o ganada.


Miles de dudas me asaltan,

Ahora que todo es silencio,

Y Me dejo abrazar por la oscuridad,

En este frío momento,

Ya nada es igual de todo aquello que recuerdo.


Me lo pones difícil,

Cada vez me cuesta más creer, señor en ti,

hoy que el dolor inunda todo lo que conozco,

Intento hacerme fuete en la penumbra y resistir,

aún no entiendo su partida, ni porque no está aquí.


La noche se vestía de fiesta,

de resaca se cubría la madrugada,

a las cinco llegaba la noticia,

un halo de tristeza llenaba las calles y las plazas,

y a la siete doblaban las campanas.


(Nadie muere del todo, si sigue viviendo en nuestro recuerdo)