jueves, 10 de mayo de 2018

CANDELA


La conocí en un bar de carretera de mala muerte,
de esos que a penas ya nadie frecuenta,
adicta al tabaco, al alcohol y a las drogas,
muy flaca y con la sonrisa muy floja,
Candela se busca la vida entre copa y copa.

Melena suelta y siempre bien maquillada,
con tacones altos y minifalda muy corta,
su oficina aquel parking de camioneros,
en su trabajo no importan las horas,
y sin darse cuenta van pasando los inviernos.

Los años fueron pasando sin pausa y con prisas,
mientras soñaba con que un hombre bueno,
la sacara de ese mundo y la amara sin mentiras,
para entregarle sin condiciones su alma y su corazón,
mientras las arrugas se pintaban en su cara.

Un día un hombre la invito a irse con el,
y Candela creyó que su sueño se cumplía,
no se lo pensó dos veces y se subió a su coche,
sin saber que la muerte ese día la esperaba,
encontraron a Candela desnuda y con tres puñaladas,
tirada junto al río cerca de donde ella trabajaba.

La conocí en un bar de carretera de mala muerte,
de esos que a penas ya nadie frecuenta,
adicta al tabaco, al alcohol y las drogas,
muy flaca y con la sonrisa muy floja,
Candela se busca la vida entre copa y copa.

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