A ti que no te controlo,
Qué formas parte de mí,
Que me divides en dos,
Que evaporas mi tiempo,
Sin pedirme permiso, ni perdón,
Muchas veces me pregunto, ¿Quién soy yo?, el rey o el peón.
A ti que no te controlo,
Que te ríes provocando un caos en mí,
Que fustigas sin piedad mi cabeza,
Que arañas con tus garras mi piel,
Que me elevas al cielo, o me tiras por tierra,
Tú que me arrojas al fuego cada noche,
Atándome de pies y manos con mis miedos.
A ti que no te controlo,
Que me miras con desdén,
Creyéndote el dueño de todo,
Destrozando mi autoestima,
Dejándome cada amanecer al borde del precipicio,
Sin que te importen las consecuencias,
Sin que te importe nada que vivamos en el mismo cuerpo,
Sin que te importe nada que compartamos la vida.
A ti que no te controlo,
Que eres un desconocido para mí,
A ti que me susurras al oído,
Que me torturas gritando mis defectos,
Quiero decirte hoy que te enseño la puerta,
Que no quiero que habites más en mi corazón,
A ti, hoy, te expulso para siempre de mi alma.
A ti que no te controlo,
Qué formas parte de mí,
Que me divides en dos,
Que evaporas mi tiempo,
Sin pedirme permiso, ni perdón,
Muchas veces me pregunto,
¿Quién soy yo?, el rey o el peón.