Nació sin ser deseada una mañana,
con hambre y anemia en el interior,
con pasaporte sellado a la casa cuna,
sin padre conocido y con dolor.
La vida la regalo una familia,
con hermanos y una casa donde vivir,
el amor de unos padres de acogida,
un presente y un porvenir.
La niñez la paso con hambre,
la juventud con amor y humildad,
pronto se casó y fue madre,
después de pasar por el altar.
El destino se tornó canalla
atacándola sin piedad al corazón,
dejándola viuda y con carga,
con ocho hijos y un vacío en su colchón.
Lucho sin desánimo, y sin descanso,
para darles pan y educación,
intento darles muchas sonrisas y poco
llanto,
y les entrego su alma y su corazón.
El presente lo paso con apuros,
haciéndose cada día más dura la vida
y mostrándola su hiel,
trabajando como una esclava para tener
un duro,
marcándola con arrugas, el sol, y la
tierra, su piel
Los años pasaron sin pausa y con
prisas,
de mi niñez, a mi juventud y mi
madurez,
hoy añoro tus besos y tus sonrisas,
y las caricias de tus te quiero en mi
piel.
Yo tuve la suerte de conocerte
Francisca,
yo conocí tu historia y tu verdad,
no hay abuela, más tiempo, ni existirán
más despedidas,
en nuestro amor y ni en nuestra eternidad.