lunes, 23 de septiembre de 2024

HOY NO QUIERO ESCRIBIR

 




Hoy no quiero escribir,

No quiero escribir, ni de ti, ni de mí,

No quiero tentar al destino,

Ni me apetece retar al olvido, por ti.

Ni pretendo desandar el camino,

Que un día elegí.


Hoy no quiero escribir,

Ni quiero desterrar a la soledad,

Y a estas horas inoportunas,

No me voy a quejar, ni a mirar la luna,

Ni quiero encadenar mi libertad,

Con otra condena, con otra tortura.


Hoy no quiero escribir,

Ni a la locura, ni a la cordura,

Ni al amor, ni al desamor,

Ni a esa estrella que se agarra a mi alma,

Esperando una razón,

Para saltar al abismo de un ajado corazón.


Hoy no quiero escribir,

Al compás de un reloj,

Que mueve sus brazos con agonía,

Al son de un tictac tenebroso,

Dejando una sobra opaca y fría,

Que se posa en el colchón,

De una cama desierta,

Gritando entre minuto y minuto,

Quiero ser tu redención.


Hoy no quiero escribir,

ni al destino, ni a la desdicha,

ni a esos años que pasan como segundos,

ni a los pasos que borra el agua hechos en la arena,

ni quiero escribir al vivo, ni al moribundo,

ni a los plateados que se posan en mi cabeza,

no quiero perder escribiendo ni un solo segundo,

a la rutina que encarcela, encadena y mata.


Hoy no quiero escribir,

al latido del corazón si no se siente,

al amor que muere asesinado por la espalda,

a la mirada violenta y cobarde,

a la mano alzada que cae como guadaña,

segando un corazón inocente,

haciéndole daño a un alma.


Hoy no quiero escribir,

a la fealdad del mundo,

a lo mundano, ni a lo oculto,

al la frialdad de un beso sin amor,

al abrazo fúnebre de quien no siente,

no quiero escribir, ni Adanes, ni a Evas,

no quiero escribir jamás a tantas serpientes.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

NO ME RINDO, NI CLAUDICO



 

No me busques que me encuentras,

que yo soy de los que se dejan encontrar,

y no rehuyó una contienda,

no vendo mi piel, ni prostituyo mi dignidad,

pues no me rindo,

ni claudico.


No me busques que me encuentras,

que yo soy de los que se dejan encontrar,

no creo en las banderas, ni en un himno nacional,

no me gustan las fronteras,

ni las faltas de respeto, lealtad y dignidad.


No me busques que me encuentras,

 que yo soy de los que se dejan encontrar,

y no rehuyó una contienda,

sí es por defender la verdad,

mi lema siempre será más pan y menos guerras,

mi meta siempre será menos cadenas y más libertad.


No me busques que me encuentras,

que yo soy de los que se dejan encontrar,

y no rehuyó una contienda,

ni uso mis palabras para envenenar,

no creo en sectas, religiones, ni en iglesias,

no comulgo con políticos, ni presto mis oídos al que dirán.


No me busques que me encuentras,

que yo soy de los que se dejan encontrar,

y no rehuyó una contienda,

ni me vas a poner comprar,

si me tumbas en la batalla,

me volveré a levantar,

pues no me rindo,

ni claudico, ni vendo mi honestidad.


No me busques que me encuentras,

que yo soy de los que se dejan encontrar,

y no rehuyó una contienda,

no vendo mi piel, ni prostituyo mi dignidad,

pues no me rindo,

ni claudico.

HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO




 

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Que me espere el campo santo,
Porque prisas yo no tengo,
Prefiero la sombra de un olivo,
O la sobra de un cerezo,
No la de un ciprés alargada y triste.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Yo no tengo prisa de acudir a mi entierro,
Ni de vestir mi cuerpo con madera,
Ni me apetece el descanso eterno,
Prefiero mis contiendas y mis días poco, aláguenos.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Aún me quedan fiestas que darle a este cuerpo,
Miles de litros de cerveza,
Barbacoas con amigos,
Risas, llantos y besos,
Y más de una borrachera sin tener en cuenta el tiempo.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Que no se engañe nadie,
No pretendo ser eterno,
Pero que mis días se hagan largos,
Que se demore el momento,
Para compartir mi vida con familia y amigos,
y morir siendo muy viejo.

Que me espere el campo santo,
Hasta el último momento,
Que me espere el campo santo,
Porque prisas yo no tengo,
Prefiero la sombra de un olivo,
O la sobra de un cerezo,
No la de un ciprés alargado y triste.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

PAPÁ

 




Papá, hoy quiero hablar contigo,
No solo de hijo a padre, de amigo a amigo,
La vida pasa y el tiempo no perdona,
Las tareas que antes eran fáciles,
Con los años se hacen difíciles y agotadoras,
Y en ese momento hay que delegarlas en los que te quieren.

No pretendo decir que te arrincones,
Que creas que no sirves por dejarnos hacerlas a nosotros,
Solo digo que es hora de que disfrutes de otras cosas,
De un paseo con mamá, de tus hijos y tus nietos,
El tiempo de trabajar de sol a sol paso,
El tiempo de no tener horas en el reloj quedo atrás, es pasado,
Ahora mereces vivir y recoger lo sembrado.

Sé que no siempre hemos estado de acuerdo,
Que ha sido duro el camino,
Sé que a veces te he reprochado y tirado en cara cosas,
Hoy con la perspectiva que da tiempo te perdono,
Y también te pido perdón por mis formas y maneras a veces,
Todos en la vida nos equivocamos.

Papá, sabes que te quiero,
Y que diga lo que te diga,
me siento orgulloso de ser tu hijo,
La vida pasa y el tiempo no para, ni perdona,
Ya con más de 80 años mereces estar tranquilo,
Y dejarnos devolverte el sacrificio que has hecho por nosotros.

Ya es hora papá de disfrutar,
De vivir, de sonreír y sobre todo de no mirar el reloj,
Es hora de hacer todo aquello que quieras,
Junto a los tuyos, los que te queremos,
Y te admiramos por tener ese corazón que no te cabe en el pecho,
Es hora de consentirte, de ponerle límites a lo insensato,
Es hora de que disfrutemos de tu tiempo, juntos,
Como siempre en familia,
como siempre siendo una familia.