viernes, 4 de diciembre de 2020

YA CASI HA PASADO UN AÑO



Y ya casi ha pasado un año,

un año en que la muerte camina entre nosotros,

en que las calles carecen de alegría,

y los parques se quedaron huérfanos de niños,

por el maldito veneno de esta amenaza invisible.


Y ya casi ha pasado un año,

sin darnos cuenta y sin quererlo,

un año en que hemos despedido a muchos,

en que se han derramado mares de lagrimas y tinta,

buscando al culpable de esta maldición.


Y ya casi ha pasado un año,

que empezamos con felicidad,

y terminamos como una pesadilla,

una pesadilla que nos hubiera gustado no vivir,

una pesadilla de la que nos va a costar despertar.


Y ya casi a pasado un año,

de ausencias de personas conocidas,

de abuelos, padres, hermanos y vecinos,

que se fueron en el silencio de una UCI de hospital,

sin poder ver, ni despedirse de sus seres queridos,

por miedo a seguir sus pasos y la incomprensión de los que mandan.


Y ya casi ha pasado un año,

un año muy pesado que cargaremos en el corazón,

y pesara en nuestra alma y en nuestro recuerdo,

mientras se alargue nuestra vida,

hasta que la dama de la guadaña vestida de negro,

nos permita seguir caminando y respirando.


Y ya casi ha pasado un año,

un año en que la muerte camina entre nosotros,

en que las calles carecen de alegría,

y los parques se quedaron huérfanos de niños,

por el maldito veneno de esta amenaza invisible.





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