jueves, 9 de mayo de 2019

FRENTE AL INFIERNO




Alejo de mi la rutina de los días parecidos,
y aquí sentado frente al infierno abro sus puertas,
miles de gritos atraviesan mi alma en el abismo,
donde las palabras mueren con los hechos que narran los druidas,
y las historias que contaban que veo cada noche en mis sueños.

Al borde del precipicio y mirando de frente a la locura,
veo la llanura extensa donde galopan caballos blancos,
y dragones dorados dominan el cielo y lo opacan,
mientras en el bosque se esconden las ovejas con miedo,
temiendo ser devoradas por los demonios que buscan su carne.

Me levanto a duras penas y camino descalzo pisando las brasas,
por el pequeño sendero que hay entre espinas y espinas,
y miro al final del paraje donde se encuentra mi meta,
esa que ha de devolverme a la tierra para volver a ser uno,
y volver a ser parte otra vez de la cruel leyenda,
y así caer por siempre en el mas absoluto y aterrarte olvido.

Las lenguas son puñales y cielo se tiñe de color sangre,
sangre inocente que mancha las manos de los que mandan,
la tierra entera arde en llamas por la codicia humana,
el juicio final esta mas cerca y la oscuridad bate sus alas negras,
mientras en un rincón llora el amor y la inocencia,
el odio va levantando muros y poniendo alambradas.

Divago mientras me ahogan el llanto y las lagrimas,
quiero salir de aquí pero no encuentro la puerta de salida,
no logro entender como he llegado de nuevo ha este lugar,
y vuelvo a estar encadenado y soy de nuevo esclavo de mis paranoias,
que van turbando mi mente y borrando mi lucidez.

Busco en mi corazón la chispa adecuada,
que me haga remontar el vuelo hacia la razón,
y saque de mis venas el veneno de la indiferencia,
que cada día me hace ver la vida con tanta oscuridad,
matando lo que una vez fui y que muere dentro de mi.

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