viernes, 10 de enero de 2025

EL ABUELO





 Sentado en los portales de abajo,

contemplando tranquilo la vida,

con su boina calada y su cayado,

con el pitillo encendido entre los labios,

recordando otros tiempos,

se imagina de nuevo siendo joven.


Recuerda lo que su padre le decía,

el primer beso de amor, las primeras caricias,

aquellos paseos de la mano,

las tardes de río con amigos en verano,

lo duro de trabajar el campo,

y la sonrisa de cada uno de sus hijos.


Recuerda cada segundo compartido,

a su mujer en la puerta de casa, sonriendo a sus llegadas,

los braseros de picón en invierno,

las comidas al rededor de la mesa,

las palabras de sabiduría que solo dan los años,

y los juegos con sus nietos.


Recuerda y sonríe,

porque él se sabe digno de su vida,

digno de cada día vivido,

y piensa que ha merecido la pena,

que ha tenido todo aquello que deseaba,

y se siente feliz,

a pesar de que se dejó la piel de sus manos,

trabajando como un esclavo la tierra.


Sentado en los portales de abajo,

contemplando tranquilo la vida,

con su boina calada y su cayado,

con el pitillo encendido entre los labios,

recordando otros tiempos,

se imagina de nuevo siendo joven,

mientras unos niños juegan a sus juegos.




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