Sentado a orillas de la laguna estigia,
Esperando a que llegue el barquero a recogerme,
Recuerdo mis días de gloria,
Y mis días tranquilos en mi tierra,
Con prados llenos de trigo y amapolas,
en Lulia Augusta Emérita, en Hispania.
Atrás quedaron las batallas y la gloria,
Que por siglos gritaran mi nombre,
Esta noche cabalgaré con mi caballo sombra,
Recorreré junto a los dioses el Elisio,
Con el sol dándome en la cara,
A rencontrarme con mi mujer y mi hijo.
La historia me susurra al oído,
Cuando uno baila con el diablo,
Tiene que aceptar que tarde o temprano,
Que Plutón pasé a buscarle,
Y tendrá que regresar a al inicio,
Y volverá a ser polvo del camino,
Y será estrella en el cielo,
Después de dejar sus huellas en esta tierra,
Dejando para siempre sus huellas en la eternidad.